Cuarto domingo después de Epifanía, Año B
17 de noviembre de 2024
Deuteronomio 18:15-20, Salmo 111, 1 Corintios 8:1-13, Marcos 1:21-28
“Un caso de amor”
Rvda. Kathleen Murray, Rectora
Parroquia histórica de Beckford, Mt. Jackson y Woodstock
Cuarto domingo después de Epifanía, Año B
28 de enero de 2024
“Un caso de amor”
Me conmovió mucho la reciente proyección del documental “A Case for Love”. Este documental, basado en las enseñanzas y la predicación del Obispo Presidente Michael Curry, aboga por el amor, explorando temas de compasión, comprensión y conexión humana en diversos contextos. Es una bella expresión de las enseñanzas religiosas y espirituales de la tradición cristiana, en particular de la Iglesia Episcopal, donde el amor es un elemento central de nuestra fe. En la región meridional de Shenandoah, nos reunimos: casi sesenta personas asistieron a las dos proyecciones en el Regal de Harrisonburg, y quince de nosotros nos reunimos para compartir el pan. El documental abrió una vía de reflexión y nos desafió (y seguirá desafiándonos) a explorar la profundidad y amplitud de nuestro amor, fe y compasión.
En el contexto de esta exploración, me vienen a la memoria las sabias palabras de Pablo en su carta a los Corintios de la epístola de este domingo: “Sabemos que ‘todos poseemos conocimientos’. La ciencia infla, pero el amor edifica”. (1 Cor 8,1). Esta escritura, profunda en su sencillez, dice mucho sobre la naturaleza de la verdadera sabiduría y comprensión. Nos recuerda que el conocimiento, aunque valioso, a veces puede conducir a la arrogancia o a un sentimiento de superioridad. El amor, en cambio, es humilde y nutritivo. No trata de dominar, sino de elevar, no trata de rechazar, sino de abrazar.
Hace poco vi un episodio de “All in the Family” que se emitió por primera vez en 1977 (y, sí, lo vi en su primera emisión). Edith Bunker, interpretada brillantemente por Jean Stapleton, es en general el epítome del amor y la bondad, a diferencia de su marido, Archie. En este episodio, Edith se enfrenta a una crisis de fe y expresa su ira contra Dios tras el trágico asesinato de su amiga, Beverly Lasalle, que era “la otra” (en la jerga de 1977, un travesti). Al igual que el documental, este episodio nos desafía a considerar cómo el amor y la fe pueden ponerse a prueba ante acontecimientos incomprensibles. El viaje de Edith en este episodio es un poderoso ejemplo de las luchas a las que todos nos enfrentamos para reconciliar nuestras creencias con las a menudo duras realidades del mundo. Sin embargo, incluso ante la duda y la desesperación, su perdurable capacidad de amar es un faro de esperanza y comprensión.
En nuestros debates, oraciones y acciones, dejémonos guiar por el compromiso con la comprensión, la empatía y un amor que busque elevar y apoyar a todos los miembros de nuestra comunidad y más allá. Recordemos que es a través del amor como verdaderamente encarnamos las enseñanzas de Cristo y llevamos luz a un mundo necesitado de compasión.
Es crucial reconocer los retos a los que nos enfrentamos para encarnar el profundo mensaje del amor y la compasión, como ejemplifican el documental “A Case for Love” y el conmovedor episodio de “All in the Family”. Nuestro viaje no está exento de obstáculos. En un mundo a menudo plagado de conflictos, malentendidos e intolerancia, ¿cómo mantenemos la fuerza de nuestras convicciones y la calidez de nuestro amor? ¿Cómo extendemos este amor a los que parecen más diferentes de nosotros, al “otro”, como se le pedía a Edith Bunker?
Nuestras respuestas a estos retos son tan importantes como nuestras reflexiones. Ya hemos comenzado este trabajo a través de iniciativas como el ministerio GAP, la Mesa de Emmanuel, los potlucks comunitarios y nuestras tropas de scouts. Son expresiones tangibles de nuestro amor y compromiso con nuestra comunidad. Pero, ¿qué más podemos hacer? ¿Cómo podemos ampliar nuestro alcance y profundizar nuestro impacto?
Planteo estas preguntas no porque pueda (o deba) dar respuestas inmediatas, sino para iniciar una conversación que continuaremos hoy y después. Reunámonos con el corazón y la mente abiertos, dispuestos a compartir nuestras experiencias, escuchar a los demás e intercambiar ideas sobre cómo encarnar mejor las enseñanzas de Cristo sobre el amor y la compasión. Que nuestros debates sean fructíferos, nuestras oraciones sinceras y nuestras acciones reflejen el amor que es la piedra angular de nuestra fe. Seamos un lugar de esperanza y comprensión en un mundo que lo necesita desesperadamente. Amén.